Es algo que sigue practicándose por familiares de fallecidos
Pero para evitar identificaciones erróneas, sobre todo si el cadáver presenta el contorno facial deformado o destruido, habrían de complementarse siempre los casos de reconocimiento con el apoyo de otras técnicas, pues tal reconocimiento no es prueba definitiva de identidades.
No es un método individualizador, aunque en ocasiones puede aportar datos muy valiosos (existencia de cicatrices, tatuajes, prótesis, etc.) cotejables con datos antemortem.
El escaso valor de una identificación visual deriva de que, en ocasiones, por el propio mecanismo de la muerte o por fenómenos putrefactivos, resulta imposible el reconocimiento de los cadáveres, incluso por sus familiares.
Además, el estado psicológico en que puede encontrarse una persona que va a tratar de reconocer a un ser querido, unido a posibles deformaciones del rostro en los cadáveres (por traumatismos, hinchazón, cambios de coloración, rigidez, relajación, etc.) hace que no sea rara la comisión de errores en esta práctica.
Tampoco puede descartarse completamente el hecho de que alguna persona, de mala fe, intente realizar una identificación equivocada, para «hacerse con un cadáver», con la finalidad, por ejemplo, de beneficiarse con la indemnización de un seguro
Por tanto, la identificación por reconocimiento visual directo de un cadáver, no puede ser considerada como una técnica identificativa en sentido estricto, por más que la Ley de Enjuiciamiento Criminal le otorgue validez.
Una y otra forma de reconocimiento no son más que aproximaciones indiciarias a una hipotética identificación, que deberá de ser corroborada científicamente.
El que la normativa ignore la existencia de una policía técnica y deje a la buena voluntad de posibles testigos «o de quien tenga algún dato» algo tan delicado y trascendental como la identificación de un cadáver se comprende fácilmente, pues cuando la Ley de Enjuiciamiento Criminal se promulgó en 1882, la dactiloscopia estaba en sus inicios; considerando hoy en día trasnochadas esas prácticas es deseable la utilización de métodos técnicos fiables y seguros.
Descripción de efectos personales
Respecto a esto, se ha de ser extremadamente cauteloso en la valoración con fines identificativos de las prendas u objetos que porte un cadáver, pues nadie podrá afirmar con absoluta seguridad que le pertenecen.
No obstante, esos accesorios pueden ser de gran ayuda si, con las reservas aludidas, se sabe utilizar adecuadamente toda la información que pueden suministrar.
También de las joyas, bisutería, llaves, u otros accesorios se pueden obtener datos valiosos si se examinan con meticulosidad y no se descarta la posibilidad de encontrar grabaciones de fechas, iniciales u otras.
Datos tan importantes como el tipo de ropa y su calidad, el valor aparente de una joya, que pueden orientarnos en cuanto al estrato social de su portador, o una etiqueta de tintorería que puede encaminar la búsqueda de la persona que tratamos de identificar hacia una zona geográfica concreta, no deben ser nunca despreciados, aunque su valor identificativo sea escaso si no se complementa posteriormente.